La ruta de los pesebres es uno de los atractivos de la Navidad de Benicarló. Desde que se creó el itinerario, más de una veintena de asociaciones y particulares abren sus casas y sedes e invitan a la ciudadanía a visitar los belenes que han confeccionado. Cada montaje navideño tiene un sello especial, el que le imprimen con mimo sus hacedores; cada escena o diorama refleja la esmerada dedicación, creatividad y delicada labor que han invertido en su montaje. Todos los pesebres tienen su encanto, pero el belén de Mariano Iborra y el de l'Associació Betlemística del Baix Maestrat-Secció Benicarló tienen un valor añadido. La particularidad de ambas creaciones es que reúnen en pocos metros cuadrados la historia de Benicarló y de sus edificios y personajes más emblemáticos.
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Mariano Iborra junto a su creación. |
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Belén monumental de l'Associació Betlemística Baix Maestrat-Secció Benicarló, expuesto en el Mucbe. |
El belén de Iborra es mucho más que un viaje en el tiempo por un Benicarló en miniatura; es una obra de arte que atesora los recuerdos de generaciones y que guarda intacta la capacidad de sorpresa y las sonrisas de los más pequeños, esos que, ojipláticos observan como Melchor, Gaspar y Baltasar avanzan hacia el altar mayor de la parroquia de San Pedro Apóstol, para rendir culto al Cristo del Mar. La escena, de un realismo hipnótico, puede verse también a través del rosetón de la fachada. La misma exactitud en el diseño se aprecia en el templo de Sant Bertomeu y en el que, al caer la noche, se ilumina hasta la estrella del campanario y voltean las campanas mientras el sonido de su repicar inunda la estancia.
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Interior de la réplica de la Iglesia de San Pedro Apóstol. |
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Escena nocturna del templo de Sant Bertomeu y del Cristo del Mar. |
En la siguiente habitación continúa la magia y junto a la ermita de San Gregorio, un enamorado obsequia la típica "paperina" de dulces a su amada. Unos centímetros más atrás se levanta el Mercat Vell, el antiguo y desaparecido recinto donde, antaño, los comerciantes acudían a vender sus productos. En el fondo, el pregonero, trompetilla en mano, se dispone a anunciar el bando municipal con su característica cantinela junto a otro añorado espacio: la plaçeta dels peixets.
Tampoco faltan aquellos comercios que hicieron historia, como la mercería Sión, o algunos que, aún hoy, continúan abiertos, como calzados Bama o La Jijonenca.
El nacimiento, como no podía ser de otra forma, se recrea en una humilde y típica sénia muy popular en Benicarló, pues no es otra que la de Pau, y que sirvió de inspiración al cuento que escribió Jaume Rolíndez y que cada año representa la Asociación L'Estel del Collet.
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En el montaje de Iborra aparece la desaparecida plaçeta dels peixets. |
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En primer término, la ermita de Sant Gregori y, al fondo, el Mercat Vell. |
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El nacimiento en la humilde sénia de Pau, en la partida El Collet. |
Mariano Iborra lleva casi una década montando el belén, "voy introduciendo cambios; de hecho, cuando rehabilitaron el templo de Sant Bertomeu y descubrieron las molduras que había en las cornisas, tuve que añadirlas a la maqueta para que la reproducción fuese exacta", apunta.
Tampoco es el único belén en el que trabaja; Iborra es uno de los fundadores de l'Associació Betlemística del Baix Maestrat-Sección Benicarló y participa activamente en la instalación que los miembros de la entidad confecciona cada año y que, en esta ocasión, es el momumental belén que se expone en el Mucbe, siendo otro de los pesebres más visitados y en el que, haciendo un guiño al imaginario colectivo, también se pueden encontrar recreaciones históricas de la localidad.
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El belén del Mucbe es otro de los más visitados. |
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Típicas construcciones agrícolas. |
Junto a Iborra, todos los participantes de la entrañable ruta de los pesebres, cada uno aportando su buen hacer y su particular visión del cristiano acontecimiento, han convertido en arte uno de los actos más tradicionales de estas fechas, como es el de montar el belén, y bien puede afirmarse que son dignos sucesores de Francisco Salzillo.